martes, 11 de febrero de 2014

Bastet, la diosa gato

Desde pequeña he sentido fascinación por la antigua cultura egipcia. Aparte de haber sido una de las civilizaciones más adelantadas a su tiempo, su estética y mitos me han servido de inspiración en múltiples ocasiones y han formado parte de mi vida y de mis sueños. En cuanto tuve suficientes ahorros viajé a Egipto sin dudarlo, y quedé impresionada de sus maravillas tan místicas y magníficas. Volvería a repetir el viaje sin dudarlo, y para todos aquellos que aún no hayan tenido la ocasión de viajar a este lugar tan especial, les recomiendo que aunque solo sea una vez, lo hagan, porque no se arrepentirán jamás y sino lo hacen, se arrepentirán toda su vida.

Una de las cosas que siempre hizo que me sintiera unida a esta cultura ancestral, fue el amor y la idolatría que sentían por los gatos, llevándolos como dioses a sus templos y a su día a día. Por ello, esta vez quiero daros a conocer una de los diosas menos conocidos del Egipto antiguo y sin embargo para mi la más adorada: Bastet, la diosa gato.

Su misión era proteger el hogar y simboliza la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la felicidad. Los egipcios consideraban a los gatos como manifestaciones de la diosa Bastet, por ello los respetaban y querían.
Se representaba bajo la forma de un gato doméstico, o bien como una mujer con cabeza de gato, que siempre lleva un sistro (instrumento musical) debido a que le gustaba que los humanos bailaran y tocaran música en su honor. Es una diosa pacífica pero, cuando se enfada, se transforma en una mujer con cabeza de leona, asimilándose a la diosa Sejmet (diosa con cabeza de leona). Al igual que el gato que la representa, Bastet era una diosa impredecible que podía mostrarse tierna o feroz en cualquier momento.

La antigua ciudad de Bubastis estaba consagrada a su culto. En mi viaje a Egipto no dudé ni por un segundo en intentar llegar hasta esta desconocida ciudad para los turistas, que no viene en las rutas de las agencias de viajes, pero que no tiene nada que envidiar a las míticas Luxor o Abu Simbel en cuanto a su valor histórico. Hubo que convencer con mucho esfuerzo al guía del viaje para que nos llevara previo buen pago, a mí y a mi acompañante en una escapada de locura. Fuimos escoltados por policías con enormes metralletas durante aquella visita y viví uno de los momentos más emocionantes de toda mi vida cuando puse mi primer pie en Bubastis, ciudad de gatos. De esta ciudad proceden centenares de gatos momificados que fueron enterrados en su memoria. Su culto fue tan importante que en sus templos se criaron gatos que eran su representación, y a la muerte de éstos, eran cuidadosamente momificados, enterrándolos en tumbas específicas para ellos. Además, se celebraba en honor a esta diosa la "Fiesta de la embriaguez", donde se consumía vino en abundancia, se bailaba y se hacía sonar la música. Esta fiesta se realizaba para que la diosa Bastet se mostrara contenta y halagada, y de este modo no tomara el aspecto de una leona enfurecida.

Pues ya conocéis un poco más sobre esta diosa egipcia menos conocida y tan fascinante, llena de magnetismo y belleza y que nos demuestra como los egipcios antiguos eran capaces de ver la parte más misteriosa y mágica de estos animales tan increíbles, los gatos.